14 Tienen los ojos llenos de adulterio, que no se sacian de pecado,
seducen a las almas débiles, tienen el corazón ejercitado en la
codicia,
¡hijos de maldición!
15 Abandonando el camino recto, se desviaron y siguieron el camino
de Balaam, hijo de Bosor, que amó un salario de iniquidad,
16 pero fue reprendido por su mala acción. Un mudo jumento,
hablando con voz humana, impidió la insensatez del profeta.
17 Estos son fuentes secas y nubes llevadas por el huracán, a quienes
está reservada la oscuridad de las tinieblas.
18 Hablando palabras altisonantes, pero vacías, seducen con las
pasiones de la carne y el libertinaje a los que acaban de alejarse de los que
viven en el error.
19 Les prometen libertad, mientras que ellos son esclavos de la
corrupción, pues uno queda esclavo de aquel que le vence.
20 Porque si, después de haberse alejado de la impureza del mundo
por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, se
enredan
nuevamente en ella y son vencidos, su postrera situación resulta peor que la
primera.
21 Pues más les hubiera valido no haber conocido el camino de la
justicia que, una vez conocido, volverse atrás del santo precepto que le fue
transmitido.
22 Les ha sucedido lo de aquel proverbio tan cierto: = «el perro vuelve
a su vómito» = y «la puerca lavada, a revolcarse en el cieno».